Hablamos con el también autor de “En la montaña solo estábamos nosotros” sobre su nueva novela, su proceso creativo, el silencio, la responsabilidad de los creadores con el momento histórico y el machismo en la industria editorial
Hablemos de su nueva novela, “Una travesía de siete calles”
En Una travesía de siete calles hablo, a través de un niño, sobre la conformación de la familia, no siempre esta es de sangre, a veces la familia se forma a partir de los afectos. Hablo del viaje interior que supone dejar atrás la niñez y verse obligado a ser adulto antes de tiempo sin por ello perder la inocencia.
También es un homenaje a mis abuelos ya que los personajes de Manolo y Antonia toman muchas de sus características y vivencias; a su vez el conflicto central es real, le sucedió a mi abuelo. Mi abuelo descubrió muy niño que era hijo de una vecina, no de la mujer que lo había educado y cuidado.
Se suele creer que los escritores viven en un mundo etéreo y que son tocados por una especie de rayo luminoso, que es la imagen que se le da a la inspiración. ¿Cómo es en realidad su proceso creativo?
Esa imagen del escritor distraído en busca de la inspiración me parece muy chistosa. Los escritores somos personas normales, trabajamos, vamos al banco, hacemos filas… lo mismo que cualquier persona. La inspiración, creo yo, no existe, sí hay imágenes que ponen a andar la creatividad pero escribir es trabajo y disciplina.
En mi caso parto de imágenes, cosas que veo, escenas que imagino, o que escucho y a partir de eso empiezo a construir unos personajes y una historia. Primero la “escribo” en mi cabeza: imagino cómo empieza, cómo termina, y a partir de eso todos los puntos intermedios que van a unir ese inicio y ese final. Cuando la veo clara me siento a escribir, escribo todos los días hasta que la termino, después de eso es corregir, corregir, corregir otra vez y así hasta que está lista. Esta novela me tomó dos años de trabajo, por ejemplo.
La rutina es un animal de muchas patas que atrapan y, a veces, no dejan avanzar, ¿cómo lidiar con actividades cada vez más absorbentes al momento de escribir?
¡Este mundo moderno es una máquina de fabricar distracciones! En mi caso, guardo el celular, desconecto el computador de internet y escribo. De otro lado, cuando no estoy escribiendo estoy muy atento a lo que sucede a mi alrededor, nunca sé qué gesto, qué palabra, qué imagen que vea por ahí me va a servir para enriquecer el texto, es como estar distraído y atento a la vez por una buena causa.
¿Quién es su primer lector o lectora? ¿A quién le confía el primer manuscrito de sus novelas?
Tengo tres primeras lectoras, mi mejor amiga, mi novia, mi hermana. No habría logrado escribir mis dos primeras novelas sin su ayuda, sin sus observaciones.
¿Le tiene miedo a releerse?
Siempre encuentro errores cuando me releo, pero también hay partes que releo y digo “esta parte me quedó bien”, cuando eso pasa, cuando me siento satisfecho es una sensación maravillosa. En general es una mezcla de sensaciones, por un lado sé que encontraré errores pero también aciertos, y bueno para corregir toca releer. Y mucho.
Moncho, su perro, es un ser fundamental en su vida. ¿Por qué es tan importante? ¿Qué cree que podemos aprender de ellos?
Moncho es parte de mi familia, las personas que no han cuidado y convivido con perro o gato no logran entender esa sensación, hasta les debe parecer exagerado, pero así es. Durante algún tiempo viví solo y cuando adopté a Moncho mi vida dio cambio para mejor maravilloso. Salimos a caminar, le hablo y siempre me escucha, me hace “males” en la casa, nos acompañamos… Moncho no sabe lo mucho que me ayuda a escribir, muchas escenas las he escrito en mi cabeza en las caminatas con Moncho.
Moncho es amor incondicional, aunque no habla lo dice todo con la mirada.
Hablemos un poco de lo que pasa cuando escribe: ¿qué música escucha? ¿cree que lo que lee mientras está escribiendo influye en su obra?
Para escribir necesito silencio absoluto, no puedo escribir con música. Y de otro lado todo lo que leo me sirve, ya sea para aprender por ejemplo la forma de describir, el manejo de la tensión, o del humor, que es muy importante en mis novelas; o también para decir “nunca quiero escribir así”. Pienso que todo es susceptible de convertirse en referente, música, cine, pintura…
¿Cuál cree que es la responsabilidad que tienen los creadores en la actualidad con respecto como la violencia de género?
El arte está, a mi parecer, para sacudir, hacer reflexionar, mover al lector, espectador escucha; los creadores reflejamos nuestro momento histórico, en ese sentido estamos para mostrar y sacudir frente a situaciones como el machismo y la violencia de género.
Mis dos novelas publicadas suceden en las décadas de los cuarenta y cincuenta. Una época muy machista en la que he buscado mostrar mujeres fuertes que logran encontrar su camino y resistirse, en la medida de lo posible, a los mandatos de lo que “deberían ser”. Mostrar esas situaciones injustas y personajes femeninos que resisten a la injusticia y desarrollan su visión de quién quieren ser hace parte de lo que creo que es, al menos, mi rol como creador.
¿Cree que la industria editorial es machista y que suele privilegiar las voces masculinas?
Históricamente sí, sin duda. Por fortuna estamos en un momento en el que muchas mujeres están publicando y haciéndose escuchar, acá tenemos a Juliana Muñoz Toro, Gloria Susana Esquivel, Lina Tono, Lizeth León; o el redescubrimiento de escritoras como Marvel Moreno o Elisa Mújica, en ese aspecto hay mejoría pero todavía falta mucho.
En un mundo de redes sociales, de clics y de inmediatez, ¿qué importancia tiene la literatura?
Pienso que a pesar de la inmediatez y de los clicks la literatura sigue siendo nuestro refugio como humanos, somos historias, nos reunimos a contarnos historias, nuestro monólogo interior nos cuenta historias, todo eso y más, todo lo complejo y fascinante del ser humano está contenido en la literatura.
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