No vale el "Nos hacemos pasito"

**A todo señor todo honor. Con el partidazo de ayer  entre Bélgica e Inglaterra, debo devolverle la honra a los paisanos de Churchill. El árbitro no se vio.   Y los súbditos de S.M.  no acosaron. No atropellaron. Jugaron  fútbol. Ese “pepinillo” que marcó la diferencia “no les sacó” la piedra. Y los sacó del podio.

**La mamá del 10 belga será recordada. ¡Ese no fue un golazo sino un belgazo incontrolable!

**Francia-Croacia: ¿y?... Sí. ¿Y qué?... Que aquí no cabe el “¡nos hacemos pasito!”.

**Va padentro y va padentro. Sin misericordia. Mediremos hasta dónde llega el aguante de  franceses y  croatas, nacionalizados o aparecidos, para soportar la presión  de estos aspirantes al título de Campeones  que se llevarán la codiciada y sorda Orejona.

**Este campeonato, calificado por el presidente de la FIFA como el mejor Mundial que se ha realizado en  toda la historia, deja para los  analistas un sinnúmero de interrogantes que a nosotros los entrometidos, nos han parecido “Ah, caray… chistosos”, “simpáticos,” como eso de ver a un sujeto  haciendo cuadros en el aire para luego clavarle un penalti a un equipo, o ver a un pobre Neymar tirado en el piso,  como si fuera una mula pariendo, hasta que le recuerdan que “las mulas no paren” y entonces se retuerce con dolor en la conciencia y se soba el tobillo. Futbolistas con la conciencia, no todos,  en los remos inferiores. Son cenicientas cuando les miden los guayos. ¡Delicados!  ¡Eso es grande!

**Y hasta aquí llegué.  Veo ganar a Francia. Deseo que gane Francia. Le traerá felicidad a familiares. Si gana Croacia  veré su victoria. No me haré el de la vista gorda, ni el pendejo.  Reconoceré su triunfo. Solo que no me alegraré tanto como están los monarcas de España con el saludo  que Iván  no se comió como se comían los penaltis los croatas en uno de esos famosos empates  que vivieron.

**Loor a los campeones. Arriba el campeón sea quien sea. Un mes de alegrías y sinsabores en el que el mundo dejó que sus líderes de la política, la economía y las intrigas, hicieran  lo que se les vino en gana. Vamos a jugar, a apostar, porque se hace tarde. ¡Abur! ¡Agur!