Por primera vez en la historia de Colombia todo el establecimiento está apeñuscado en un solo rincón. Están allí dos siglos de opresión, maquinarias políticas y corrupción unidos por la misma causa: luchar todos juntos por los privilegios que se han arrogado a través del Estado y de lo público desde la Independencia, en contra de millones de personas que imaginan, por fin, un país distinto. Los poderosos siguen con todas las ventajas a su disposición, con las mayorías a su favor, con el fervor irracional de los siervos y los esclavos que se hacen matar por sus amos y que se acostumbraron a las cadenas, que en cada elección se creen parte de esa logia selecta de bendecidos y afortunados.
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