Llegaron a estudiar a la Escuela de la Policía llenos de sueños y con el deseo de aportar, no un grano de arena, su vida de ser necesaria para consolidar un mejor país. Y si pensamos que un carrobomba destruyó todo eso, estábamos muy equivocados. El derecho inalienable a ser despedidos como héroes por los colombianos, se diluyó entre frases oportunistas y cargadas de odio de algunos políticos que, sin importar a que ideología pertenecen, solo usan el dolor de algunos como una catapulta que los lleva más lejos de lo que ya han logrado, engañando a un pueblo que se deja enredar en medio de la barbarie.
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