Si uno recuerda la historia del “Titanic”, le sonará un poco la cantaleta. Cuando el barco dio a parar contra el iceberg, muchas fueron las cosas que pudieron hacerse para salvar a más personas, pero cierta parsimonia de “esto aquí no puede pasar”, lo inundó todo y ganó la ineptitud. No se dignaron a hacer más botes, a llenarlos más, a contener mejor el agua para que pudiesen aguantar y un largo etcétera de cosas que eran viables y sabidas.
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