El historiador y autor del libro ‘Utopía para realistas’, Rutger Bregman, mencionó en una entrevista el año pasado que el trance existencial que padece el mundo se debe a una crisis de la imaginación. Debo señalar que estoy de acuerdo con ese diagnóstico. La visión de Rutger podrá sonar romántica y floja, pero el contexto de estas palabras surge de su conciso trabajo alrededor del capitalismo y los extremos políticos convencionales de vieja usanza. Bregman, sacude el polvo del espejo humano que ha sido la economía mundial y deja al descubierto que el resultado de ese péndulo político tradicional entre la izquierda y la derecha es una sensación de incertidumbre global, pues pareciera que, al menos la historia, no tiene a donde ir.
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