Los domingos al mediodía son únicos. Parecen estar suspendidos en el tiempo y permiten tomar un aire en la semana. Son como anclas. Ayudan a reflexionar, a pasar tiempo en familia, a encontrar la solidaridad, a ser creativos y a poner en orden muchas cosas. Sin tener en cuenta actividades esporádicas y no rutinarias fuera de casa, los domingos al mediodía son momentos que vivimos sin transporte.
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