Hoy voy a meterme en honduras filosóficas que tal vez no me salgan tan bien. Pero lo voy a intentar. El asunto es sobre esa idea tan preconcebida en el imaginario de muchas personas en la que el capitalismo ha absorbido las posibilidades de la felicidad. Y esto lo hago en el marco de las protestas que sacuden a Colombia en este momento, en donde los protestantes han sido tachados por los sectores más reaccionarios de ser “vagos”, “mantenidos”, “perezosos” y que “quieren todo regalado”. Los típicos reclamos que se le hacen a la izquierda en una paradoja extraña porque, al menos en los textos, la izquierda clásica representa a la clase trabajadora.
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