Tito se mantiene activo. Escribe notas sobre radio y lo siguen y leen cientos de personas. Sus opiniones son directas, sin mucho titubeo, de aquellas que van al grano y sin adorno. Por su amor a la música llegó a la radio y en ambas se mantiene.
Esta es la segunda vez que lo entrevisto. Siguen siendo pocas preguntas para tanta experiencia y mundo de radio que no alcanzan a describir a un hombre que con su aporte a los formatos de programas juveniles y musicales ha contribuido de manera formidable a escribir en buena parte la historia radial colombiana.
G.P.: Lo más reciente que sabemos es que se pensionó de la radio. ¿Cómo se siente en esta otra etapa de su vida después de una fructífera carrera en la radio?
T.L.: Es una situación extraña: por un lado, feliz de estar al lado de mi esposa y mis hijas dedicado a pasar bueno, a viajar, a conocer otros lugares, a no hacer nada, a ‘volar’ en mi simulador de vuelo, a tratar de terminar mi libro…, pero por otro lado, me siento un poco inútil, viendo a mis compañeros de toda la vida produciendo, trabajando, triunfando, haciendo cosas. Me hace mucha falta la radio.
G.P.: ¿Algún motivo en especial de inmigrar de Costa Rica a México?
T.L.: Desde que me fui a Costa Rica sabía que el contrato sería a corto plazo, entre 6 meses y un año. El trabajo de consultor se extendió por dos años, hasta que Prisa Radio vendió sus emisoras al Grupo Multimedios de México.
Costa Rica tiene un alto costo de vida y empecé a ver otras opciones menos costosas, pero no quería regresar a Colombia, al menos por ahora, así que me vine a México que es un país maravilloso.
Acá estamos buscando la opción de radicarnos cerca del mar. Si no lo conseguimos, seguramente regresaré a Colombia, buscando la Costa Caribe, aunque no descartamos ir a otros lugares.
G.P.: ¿Ayer desde Costa Rica, hoy desde México, mañana desde cualquier otro lugar del mundo?
T.L.: Pues, sí. A mis 65 años no he podido sentar cabeza. Me gusta viajar, conocer otras culturas. Soy muy desarraigado y mi esposa me patrocina todo. Es la compañera ideal.
Hoy tenemos el mundo a nuestro alcance, es muy fácil viajar.
G.P.: Está viviendo en un país en donde la historia de la locución, la actuación y el mundo del espectáculo es de connotada importancia. ¿De pronto recibe alguna oferta interesante y nos enteramos que está de nuevo activo haciendo radio?
T.L.: México no permite hablar por radio a locutores extranjeros, y no quiero tener trabajo de oficina, así que no veo ninguna opción por el momento.
Eso no quiere decir que no esté pensando en hacer otras opciones de radio. Ya tengo algunas ideas, pero no se han convertido en proyecto aún, así que no puedo adelantar nada.
G.P.: Conoce y ha trabajado con mucha gente de los medios en Colombia. ¿Podría mencionar personalidades a los cuales usted les profesa gran respeto y admiración por ser únicos en su profesión?
T.L.: Son muchas personas que han influido en mi trabajo: Donnie Miranda que me patrocinó todas las ideas que se me ocurrían. Fue el compañero perfecto para hacer radio. Instintivo, divertido, extrovertido. Ricardo Alarcón, probablemente la persona que más sabe de radio en Colombia. Carlos Arturo Gallego, quien me llevó a Caracol Radio y luego a Blu Radio No le teme a arriesgar. Siempre piensa en innovar, en hacer las cosas de una manera diferente. Alejandro Villalobos, el mejor programador de Colombia. Alberto Vásquez, publicista y experto en mercadeo. Me enseñó a ver al márquetin como una herramienta indispensable para hacer radio.
Y no puedo olvidar a quienes me influenciaron cuando yo no tenía ni idea de que algún día iba a hacer radio: Otto Greiffenstein y Armando Plata Camacho Tuve la gran fortuna de conocerlos, trabajar a su lado y contar con su amistad.
G.P.: Recientemente se recordó al inolvidable Otto Greiffenstein y usted manifestó que desde su muerte la radio no volvió a ser igual. ¿Por qué la radio no volvió a ser igual?
T.L.: Porque el mundo cambia y los gustos también. Otto representó todo lo bueno de la radio que se hizo el siglo pasado. Le dio altura al medio. Nos contagió de su buen gusto.
Hoy en día la radio es diferente. Probablemente, los de nuestra generación seamos culpables de lo que pasa hoy en día. Decidimos dejar de lado los formalismos y acercarnos más a los oyentes, hablar y sentir como ellos. Usar su lenguaje, sus expresiones, algo que era inconcebible en épocas anteriores.
Aunque eso está bien, y los resultados de audiencia muestran que al público le gusta, pienso que a veces los locutores de hoy exageran, y confunden la informalidad con la chabacanería. Sin embargo, y como lo acabo de decir, parece que eso le gusta a un segmento muy amplio del público.
G.P.: ¿Con su basta experiencia en el mundo radiofónico consideraría transmitirla a través de la docencia?
T.L.: Siempre he compartido mis conocimientos con mis compañeros de trabajo y colegas del medio. He sido muy afortunado al conocer cómo se hace la radio en otros países y poder tener acceso a textos en inglés de productores de radio de primera línea.
Así mismo, he tenido la oportunidad de dirigir las emisoras musicales de Caracol y RCN a nivel nacional, más de 100 emisoras a mi cargo, lo que me ha permitido trabajar con gente muy talentosa que me ha dejado enseñanzas muy valiosas.
He asistido a varias convenciones de radio en los Estados Unidos y he participado en la investigación, creación y montaje de emisoras en Chile, Panamá, Costa Rica, Portugal y Colombia, lo que me ha dado una visión muy amplia del negocio.
Por eso creo que tengo mucho por compartir. Me encantaría trabajar en la docencia. Pienso que hay una gran necesidad de enseñar cómo hacer radio Musical, ya que las facultades de comunicación social y academias de radio no están conectadas con esta modalidad, que se extiende a la radio en línea, al streaming y a los Podcasts.
G.P.: ¿Me parece que a usted también se le puede preguntar cuál es su secreto para conservar la eterna juventud?
T.L.: Yo me siento joven, a pesar de haber cumplido 65 años. Siempre he tenido amigos más jóvenes que yo. No me siento cómodo con gente adulta. De hecho, hay jóvenes que veo más adultos que yo, y no logro conectarme con ellos.
Aunque he procurado ser muy profesional en mi trabajo, he tratado de no tomarme la vida muy en serio. Yo simplemente dejo que todo fluya, siempre creyendo ciegamente en lo que hago.
G.P.: Su amigo y colega Donnie Miranda no ahorra elogios para con usted. Definitivamente se nota que lo quiere mucho. ¿Usted qué opina de él?
T.L.: Lo que pasa es que es mi mejor amigo. Los dos empezamos a hacer radio por joder. Nunca pensamos en que se iba a convertir en nuestra profesión. Sólo queríamos mostrar la música que nos gustaba y divertir a nuestros amigos y a quienes quisieran escucharnos.
Donnie sabe mucho de radio. Tiene un gran instinto, buen olfato para conocer los éxitos. Siempre pendiente de las últimas tendencias. Gran programador. Sabe arriesgar, moverse, adaptarse, salir de la zona de confort. Antes de hacer radio, yo andaba con Donnie no sólo porque nos gustaba la misma música sino porque me hacía reír todo el tiempo. Esa diversión y esa pasión las llevó a la radio, y se convirtió en un gran personaje regional.
Pero, ante todo, fuimos cómplices, compinches, y nos divertimos como nunca.
“He cometido muchos errores, pero, en general, pienso que en medio de mi irresponsabilidad he sido exitoso en mi trabajo.”
G.P.: Aunque algunos programas y personalidades de la radio aún no utilizan que sus transmisiones se observen a través del video, parece ser que es allá a donde apunta la radio. ¿Aceptando que esta actividad ya es tendencia por el cuento de las nuevas tecnologías, no considera que esto le resta ese atractivo de la magia de lo que ha sido la radio?
T.L.: No hay nada más aburridor que ver a un locutor en cabina. No pasa nada. Mientras suena la música, el personaje se la pasa mirando su celular, rascándose las bolas o sacándose mocos.
Eso no lleva a nada. Lo peor es que hay gente de radio que se cree lo máximo porque lo están viendo 30 o 100 personas. Eso no es nada comparado con los 100.000 o más oyentes que puede tener en un turno de radio.
La única forma es hacer lo de La Kalle en Bogotá: mientras suena la música, se ven los videos. La puesta al aire es preparada, con iluminación, maquillaje, vestuario y producción profesional de televisión. Pero eso requiere una gran inversión. Definitivamente, creo que la cosa no va por ahí, aunque a La Kalle le va muy bien. Pero ellos cuentan con el apoyo de Caracol Televisión, lo que les ha facilitado las cosas.
Radio es radio, y televisión es televisión. La radio se puede escuchar en un segundo plano mientras uno trabaja, estudia o realiza cualquier actividad. A latelevisión hay que prestarle atención. No se puede manejar viendo televisión. Es difícil concentrarse en el trabajo o el estudio viendo televisión.
El futuro de la radio va por otro lado, siempre pensando en el audio, no en el video.
G.P.: Cuando se habla del concepto “Morning Show” en Colombia usted es peso pesado en este tema. “Despiértese con Veracruz” fue una gran novedad y de ahí partieron otros conceptos también exitosos. ¿Ya todo está inventado en la radio o puede llegar algo nuevo que marque la diferencia para que otras generaciones lo recuerden como algo especial que marcó sus vidas cómo lo fue para nosotros “Despiértese con Veracruz en Medellín?
T.L.: Yo creo que tuve la fortuna de conocer el concepto de ‘Morning Shows’ en el momento correcto y en el sitio adecuado. La radio estaba pasando del AM al FM, y lo nuestro fue una gran novedad a mediados de los años 80.
Desde entonces no he visto mayores desarrollos novedosos en la radio Musical en ningún lugar del mundo, y dudo que vaya a aparecer algo nuevo en la radio tradicional.
Sin embargo, la llegada de las nuevas opciones tecnológicas sí le están abriendo las puertas a nuevas opciones. Los Podcasts, por ejemplo, en los que se puede hablar de lo que sea, se puede llegar incluso a nichos pequeños, sin límites de contenidos, duración o creatividad.
La misma radio en línea, que se ha limitado a pasar playlists de canciones, podría hacer cosas novedosas, aunque la dificultad es mayor, no solo porque que hay demasiada oferta sino que para hacer buena radio es necesario hacer muy altas inversiones, y pocos están dispuestos a hacerlo.
G.P.: Para bien o para mal ya es un hecho que se sumaron a la lista de Shakira artistas como J.Balvin y Maluma reconocidos en el mundo del espectáculo musical mundial. ¿Usted como hombre experimentado de radio, que ha estado al tanto de las nuevas tendencias musicales, considera que hay reggaetón para rato?
T.L.: Me parece que seguir haciéndose esa pregunta es irrelevante. El reggaetón es un género establecido, con casi 20 años de vigencia. No digo que vaya a durar para siempre: ya hemos visto cómo los boleros y el tango pasaron de moda. La salsa pasa por un mal momento. El rock ya no produce éxitos y las baladas se quedaron para los adultos. Lo mismo pasará con todos los géneros de música.
Sin embargo, es indudable que el reggaetón pasa por su mejor momento, y debemos sentirnos orgullosos de tener artistas que nos representan en el extranjero como nunca antes se había logrado.
G.P.: Se mantiene muy activo escribiendo notas sobre radio y al inicio de la entrevista mencionó el querer terminar de escribir un libro. ¿Ha considerado condensar todos sus conocimientos, su historia como tal, su experiencia cómo hombre de radio, la leeremos un día en un libro?
T.L.: Yo quiero publicar dos libros, siempre pensando en devolver un poco de lo que la radio me ha dejado.
El primero podría ser una recopilación de todos los artículos que he escrito para RadioNOTAS en los que entrego consejos acerca de locución, producción, programación y mercadeo de radio.
El otro, más elaborado, consiste en mostrar, haciendo un recorrido por mi carrera y con muchas anécdotas, qué cosas buenas y qué errores cometí a lo largo de mi vida profesional, y qué enseñanzas salieron de allí.
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