Greta Thunberg falta un día a la semana a su escuela para levantar la voz contra el cambio climático
Greta Thunberg una joven sueca que lidera un movimiento juvenil en Europa y que cada viernes sale de su casa para protestar contra el gobierno por su accionar contra el calentamiento global.
Su protesta ha ido más allá y recientemente se presentó en la ciudad suiza de Davos, donde Thunberg habló frente a los líderes del mundo que se reúnen cada año en el marco del Foro Económico Mundial.
En su discurso, Thunberg dijo que “nuestra casa está en llamas. Estoy acá para decirles que nuestro hogar está ardiendo”.
Thunberg es un ejemplo para cientos de estudiantes, tanto que ellos también han decidido salir y marchar en Berlín para exigir más medidas para evitar el calentamiento global. En esa misma semana, 12 mil estudiantes se movilizaron en Bruselas, donde se encuentra la sede de la Unión Europea y exigir lo mismo.
Greta Thunberg es una niña que hace un año asistía a la escuela de forma habitual en la ciudad de Estocolmo. Sin embargo, ese verano fue complicado: hubo una ola de calor que afectó gran parte del país lo que originó más de 50 incendios que arrasaron con 20 mil hectáreas. Este panorama fue el que determinó que Thunberg saliera a protestar.
Fue así que desde el 20 de agosto se detuvo frente al Parlamento sueco y anunció que no iba a regresar a la escuela hasta que la escucharan.
“Estoy protestando sobre el cambio climático, porque a nadie parece importarle lo que está ocurriendo. Nadie parece estar haciendo algo”
“Sé que mis padres quieren que vuelva al colegio, pero también entienden lo que estoy haciendo aquí”.
Todos los viernes se salta sus clases y va a protestar, un hecho que ha atraído la atención de cientos de personas e incluso de organizaciones ambientales que han respaldado su llamado y además la han invitado a hablar en eventos como la Cumbre sobre Cambio Climático (COP24), que se realizó en Polonia hace unas semanas.
Según los diarios como The Guardian y The New York Times este hecho se ha replicado en cerca de 270 ciudades del mundo.
“Nunca pensé que esto se iba a convertir en algo tan grande. Ahora está en los cinco continentes. Es increíble”.
Thunberg no viaja en avión y critica a los que viajan a Suiza en ellos para hablar sobre la crisis del clima. “Creo que es un poco de hipocresía viajar en jet privado a un lugar donde van a hablar sobre la crisis del clima. Los escucho decir ‘esto nos importa mucho’, pero no es así”.
Durante su conferencia en Davos, Thunberg dijo que “algunas personas, algunas empresas, saben exactamente qué valores intransferibles han sacrificado para continuar produciendo cantidades inimaginables de dinero. Y creo que muchos de ustedes pertenecen a ese grupo.
Hasta que Suecia esté en línea con el Acuerdo de París sobre el cambio climático, la joven sueca continuará su huelga de faltar al colegio.
El diario El País, registró la protesta de Greta.
Bélgica está sorprendida. Sus adolescentes se han lanzado a la huelga en los institutos y en esta ocasión no piden tasas educativas más bajas ni oportunidades de empleo al salir de las aulas. Desde hace tres semanas, miles de estudiantes de secundaria y bachillerato han dejado de asistir a clase los jueves y desfilan por las calles de Bruselas escoltados por la policía con un objetivo altruista: reclamar medidas efectivas contra el cambio climático. El crecimiento de la protesta es exponencial. El 10 de enero fueron 3.000 manifestantes, luego 12.500 y la pasada semana 35.000.
En la mañana de este jueves alumnos de todo el país han vuelto a reunirse para una nueva demostración de fuerza que ha congregado a 12.500 de ellos en Bruselas y 10.000 en Lieja. La cuestión climática ha aglutinado en Bélgica un descontento generacional tan poderoso como inesperado. Su potencia en la calle se ha vuelto imposible de ignorar. Y ha llevado la ecología a la agenda del primer ministro, Charles Michel, obligado a explicar en qué ha contribuido su Gobierno a frenar el deterioro del planeta. “Hemos hecho mucho, pero quizá no lo hemos sabido explicar demasiado bien”, justificó en el diario Le Soir.
Alex Weber extrajo 5 mil bolas de golf de aguas costeras
Alex Weber, una chica de 18 años, acaba de publicar un estudio que analiza cómo las bolas de golf entran y se degradan en el agua.
La cosa favorita de Alex Weber es bucear en la costa de Carmel, California. Lo ha estado haciendo desde que era niña, acompañada por su padre, explorando las calas submarinas, las fisuras y los bosques gigantes de algas marinas. Ella es capaz de contener la respiración durante 2 minutos a la vez y su papá hasta cinco. Pero su perspectiva cambió abruptamente en el verano de 2016 cuando, a los 16 años, ella y su padre buceaban en las aguas cerca del campo de golf de Pebble Beach. Allí, notó que el suelo marino estaba alfombrado con pelotas de golf en varias etapas de descomposición.
Así comenzó su búsqueda decidida de limpiar las bolas de golf e investigar el problema más a fondo. Recolectó 2.000 pelotas de golf el primer día y, desde entonces, ha reunido más de 50.000 en total, 2.5 toneladas de desechos marinos almacenados en el garaje de sus padres. Sin embargo, ella está haciendo más que limpiar; ella también ha estado recogiendo datos.
Al principio, Weber se acercó a Matthew Savoca, un científico de la Universidad de Stanford que estudia los desechos plásticos del océano. Como explica Weber en su sitio web, quería preguntarle sobre el “fuerte y misterioso olor” que emitían las pelotas de golf y se estaba preguntando si podría ser sulfuro de dimetilo, un químico plástico que actúa como un activador de alimentos para los animales. La curiosidad de Savoca se despertó y animó a Weber a escribir un artículo científico sobre su descubrimiento.
Se unió a ella en las inmersiones de la colección y describe haber recogido tantas bolsas de bolas que los kayaks que habían traído estaban sobrecargados y tuvieron que ser remolcados de vuelta a la costa. Le dijo a NPR:
“Cuando estábamos allí, escuchábamos un sonido extraño, y mirábamos hacia arriba en la colina y había pelotas de golf volando fuera del campo hacia el océano donde estábamos colectando las bolas”. Recogieron entre 500 y 5.000 bolas por día.
El artículo de Weber (coautor con Savoca y su padre Michael Weber) acaba de publicarse en Marine Pollution Bulletin, titulado “Cuantificación de desechos marinos asociados con campos de golf costeros”. NPR informó:
“El equipo observa que las bolas de golf están recubiertas con una delgada capa de poliuretano que se degrada con el tiempo. También contienen compuestos de zinc que son tóxicos… El oleaje y las corrientes actúan como un molinillo de roca y rompen las bolas de golf. Aunque las pelotas de golf solo tendrán un pequeño efecto en el océano, Savoca dice que se degradan en piezas microplásticas que los animales marinos podrían comer. El equipo también observa que hay muchos campos de golf costeros en todo el mundo, por lo que esto puede ir más allá de California.”
Los resultados incluyen:
Estos números son asombrosos:
Si un jugador en Pebble Beach pierde de 1 a 3 pelotas por ronda y el campo de golf alberga 62,000 rondas de golf cada año, entonces entre 62.000 y 186.000 bolas ingresan al océano cada año. Multiplique eso por los 34.011 campos de golf de dieciocho hoyos que se encuentran cerca de los océanos y ríos, y es un problema real.
Los autores del estudio esperan que su trabajo ayude a crear mejores protocolos de limpieza para las regiones costeras con campos de golf, así como regulaciones más estrictas para recuperar las bolas de golf. Weber dijo para TreeHugger que algunos campos de golf han comenzado a limpiar la playa y que están trabajando para ayudarlos a expandirse a colecciones submarinas. ¿Quizás alguien debería comenzar a inventar una bola de golf completamente natural, soluble en agua? ¿O una pelota de golf flotante? Entonces los golfistas tendrían que ver lo que están haciendo y dejaría de ser aceptable.
Añadir nuevo comentario