Rusia es uno de los países más homófobos del mundo. Sus leyes prohíben cualquier demostración pública a favor del colectivo LGBT y algo tan simple como exhibir una bandera arcoíris puede llevarte a la cárcel. Por eso, aprovechando que el planeta entero tiene sus ojos puestos en el Mundial, este grupo de activistas decidió desafiar la ley y denunciar la homofobia. ¿Cómo? Usando algo que no despertaría sospechas: las camisas de las selecciones de fútbol de sus países.
España, Holanda, Brasil, México, Argentina y Colombia. Seis países. Seis valientes activistas LGBT que, juntos, formaron el arcoíris y recorrieron lugares emblemáticos de Rusia, con el objetivo de "llevar hasta cada rincón una lucha que jamás será silenciada", se lee en el texto de la campaña #Hiddenflag. thehiddenflag.org
Vistiendo el color rojo está la española Marta Márquez: escritora y presidenta de GALEHI (Asociación de Familias LGTB). “Me llamaron y no me lo pensé dos veces. Casi me da un patatús de emoción, aunque no te miento si te digo que tenía un poquito de miedo. En este proyecto se unían mis pasiones: mi activismo, mi amor por viajar y mi familia (nuestra hija es medio rusa). Así que acepté a sabiendas de que podía ser un reto complicado. Ahora sé que acerté al sumarme”.
El naranja lo vestía el holandés Eric Houter, quien trabaja como agente inmoviliario: "Yo no soy gay, ni bi. Pero cuando mi hermano me llamó pidiéndome que fuera en su lugar, que era importante y que él no podía ir, lo tuve claro. Básicamente lo que me convenció fue eso, la relación de fraternidad, ya que nunca fui un activista. Luego, cuando entendí el peligro y la presión que hay allí, me reafirmé. Quería aportar. Que se vea que los heterosexuales también podemos luchar por esto. Y es que no solo defiendo los derechos de mi hermano, sino los de todo el mundo. El corazón es muy grande y debe ser libre”.
El brasileño Eloi Pierozan Junior, manager de mercadeo, fue el encargado de portar el amarillo: "'¿Estás loco?', decía mi novio. 'Es muy peligroso'. Yo le dije: 'El riesgo no me importa, es un proyecto en el que deseo mucho participar'. Y de hecho ha sido el proyecto más emocionante en el que he participado en mi vida. Vengo de una familia conservadora y de una ciudad muy pequeña de Brasil, así que no lo tuvimos fácil, yo y mi hermana, que también es gay. Por eso estuve tan animado de poder formar nuestro arcoíris de manera tan inesperada. Espero que toque el corazón de muchas personas. Es un llamado de amor".
El administrador y documentalista mexicano Guillermo León vistió el verde: "Rumbo al aeropuerto iba muy nervioso. Mi familia y mi marido estaban preocupados, pero es un proyecto emocionante. Buscamos lanzar un mensaje de empatía hacia los homosexuales que están ahí, que viven con miedo y que no pueden mostrar quienes son en todo momento. Alguna vez me sentí así en México, y ahora que vivo felizmente casado, en una ciudad que no discrimina (Barcelona), deseo que todo el mundo pueda sentirse igual. Estoy muy orgulloso de haber llevado la bandera a Rusia".
La encargada del color azul fue la editora audiovisual argentina Vanesa Paola Ferrario: "Me pareció una idea genial. Dije que sí inmediatamente y luego me tiré al piso a llorar de la emoción. Rusia para mí es el símbolo de la homofobia, con un gobierno que hace que los discriminadores se sientan protegidos por la ley, y donde las personas no son libres de amar. Me interesó del proyecto poder levantar la voz por los que no pueden. Que sea sutil y poderoso al mismo tiempo. Y me encantó hacerlo reinterpretando las camisetas de la propia FIFA (asociación machista por excelencia). Estos son los movimientos que hacen al mundo avanzar".
El último color de la bandera lo portó el publicista colombiano Mateo Fernández Gómez: "No sabía qué podía pasar y eso me asustaba muchísimo. No me imagino cómo será para la comunidad LGBT rusa. Donde vivo he tenido el espacio para ser quien he querido ser, por eso quise venir a manifestarme en lugares donde no lo tienen. Al principio fue una curiosidad de publicista, como una buena idea que me gustó desde ese punto de vista, pero estando allá fue como aterrizar a lo que es la vida real, me di cuenta de todas las vainas que pasan en Rusia, me han contado unas historias… Espero que algo de esto le llegue a Putin y se puedan cambiar las cosas".
Un estudio reciente del Center for Independent Social Research asegura que los crímenes de odio contra la comunidad LGBT se han duplicado en Rusia desde 2013, mientras que Human Rights Watch ha denunciado que "la policía rusa falla a la hora de prevenir el acoso o al investigar crímenes contra la comunidad", haciendo referencia a los informes de que al menos 100 gays han sido detenidos y torturados en Chechenia.
"Hacerse visible siempre es un riesgo, pero hacerlo con miles de aficionados y aficionadas del Mundial y la prensa delante, es lo que nos motivó a llevar a cabo la original protesta", ha declarado Uge Sangil, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales (FELGTB).
Tanto FELGTB como la FARE (red antidiscriminatoria de la FIFA) advirtieron a turistas e hinchas LGBT que no participaran en protestas políticas y que evitaran muestras públicas de afecto, algo que este grupo de activistas tuvo en cuenta antes de aterrizar en Rusia.
Otro de los objetivos de la #Hiddenflag es dar visibilidad a todas las personas que viven en Rusia y se enfrentan a la discriminación y el miedo a diario. Y también en otras partes del mundo donde las personas LGBT son perseguidas, humilladas o marginadas.
Los activistas pasearon por las calles y lugares emblemáticos rusos siempre en el mismo orden del arcoíris.
Mostraron su orgullo de forma valiente, a pesar de las duras legislaciones.
Todo con la esperanza de que la orientación y la identidad sexual dejen de ser razones para el maltrato y la discriminación.
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