Podemos iniciar por aclarar que el utilizar: “calentamiento global” o “cambio climático”, para referirnos a esta serie de efectos sobre el planeta es correcta; a pesar de que ambos son precisos, la realidad es que significan cosas diferentes.
El calentamiento global es utilizado para referirse al aumento de temperaturas y el cambio climático para abarcar más allá de la temperatura.
De acuerdo con el presidente Trump, los científicos dejaron de referirse al calentamiento global y comenzaron a llamarlo cambio climático porque “el clima ha sido tan frío en invierno", pero el reclamo es falso. Los científicos han usado ambos términos por décadas.
Aunque la realidad es que los dos términos son correctos y hacen referencia a que el planeta tierra vive una inestabilidad ambiental grave, como resultado a las malas prácticas de los seres humanos.
¿Cuánto se está calentando el planeta?
Se calcula que a principios de 2017, la Tierra se había calentado en aproximadamente 2 grados Fahrenheit (más de 1 grado Celsius) desde 1880, cuando los registros comenzaron en una escala global.
Puede sonar un número bajo pero como promedio sobre la superficie de un planeta entero, es bastante alto, y esto explica por qué gran parte del hielo terrestre del mundo está empezando a derretirse y los océanos están subiendo a un ritmo acelerado.
Lo grave es que si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan creciendo sin control, los científicos dicen que el calentamiento global en podría superar los 8 grados Fahrenheit; esto significa que socavaría la capacidad del planeta para mantener una gran población humana.
El efecto invernadero y el calentamiento global
Los científicos descubrieron en el siglo XIX, que existen ciertos gases en el aire que atrapaban y ralentizaban el calor sin darle oportunidad de escapar al espacio.
De acuerdo con los expertos, el dióxido de carbono es un jugador importante; sin nada de eso en el aire, la Tierra sería un páramo congelado. La primera predicción de que el planeta se calentaría cuando los humanos liberaron más gas se hizo en 1896.
Desde entonces el gas ha aumentado un 43% muy por encima del nivel preindustrial hasta ahora, fomentando que la Tierra se caliente aproximadamente en la cantidad que los científicos predijeron.
Gran parte de la responsabilidad del aumento de este gas, es de los seres humanos porque varios estudios han encontrado que el gas extra proviene de la actividad humana.
“Los niveles de dióxido de carbono aumentaron y disminuyeron naturalmente en el pasado pero esos cambios tomaron miles de años. Los geólogos dicen que los humanos ahora están bombeando el gas al aire mucho más rápido de lo que lo hizo la naturaleza”, señalan.
La naturaleza, ¿contamina?
Los más escépticos comparten la idea de que los factores naturales pueden contaminar pero diversos estudios señalan que si el sol comenzara a emitir más radiación y a calentar más el planeta Tierra, podría ser así.
Sin embargo, han realizado estudios que señalan que los factores naturales, que se sabe que influyen en la temperatura planetaria, no están cambiando lo suficiente como para alterar el ecosistema.
“El calentamiento es extremadamente rápido en la escala de tiempo geológico, y ningún otro factor puede explicarlo, así como las emisiones humanas de gases de efecto invernadero”, mencionan.
¿Por qué negamos esta inestabilidad ambiental?
Principalmente por ideología. Muchos líderes y empresas, en lugar de negociar sobre las políticas de cambio climático y tratar de orientarlas más hacia el mercado, prefieren compartir el enfoque de bloquearlas intentando tachar a la ciencia como mentirosa.
En el caso del presidente Trump ha afirmado que los científicos están involucrados en un engaño mundial y que el calentamiento global fue inventado por China para deshabilitar la industria estadounidense.
Este tipo de argumentos se han vuelto tan polémicos que incluso las compañías petroleras y de carbón se han distanciado públicamente, y ayudan a financiar las campañas de los políticos que defienden estos puntos de vista.
Como en el caso de la compañía Exxon, que compartió en 2015 una serie de reportajes que señalan que el cambio climático no existía. A pesar de que, sus propios científicos mencionaron que los gases de efecto invernadero sí son dañinos para el medio ambiente.
¿De verdad es un problema?
Los científicos señalan que los próximos 25 o 30 años, es probable que el clima se caliente aún más y tendrá un clima mucho más extremo, provocando que los arrecifes de coral y otros hábitats sensibles mueran en su totalidad.
En el caso de que las emisiones sigan aumentando, los científicos temen efectos climáticos tan severos que puedan desestabilizar gobiernos, producir olas de refugiados, precipitar la sexta extinción masiva de plantas y animales y derretir los casquetes polares, causando el aumento del nivel del mar.
Incluso los científicos señalan que el crecimiento del océano se ha acelerado y ahora está aumentando a un ritmo de aproximadamente un pie por siglo.
Esto obliga a los gobiernos y los propietarios a gastar decenas de miles de millones de dólares en la lucha contra la erosión costera. Pero si esa tasa continuara, probablemente sería manejable, dicen los expertos.
Otros expertos creen que incluso si las emisiones se detienen mañana, el nivel del mar habrá aumentado de 15 o 20 pies; lo suficiente como para inundar muchas ciudades a menos que se gasten billones de dólares protegiéndolos.
“Cuánto tiempo tomará no está claro. Pero si las emisiones continúan a buen ritmo, el aumento final podría ser de 80 o 100 pies”, señalan los expertos.
Sí, sí hay razones para preocuparse…
La realidad es bastante simple y es que las personas ya están sintiendo los efectos, lo sepan o no.
Debido al aumento del nivel del mar, por ejemplo, unos 83,000 residentes más de Nueva York y Nueva Jersey se inundaron durante el huracán Sandy.
Por otro lado, decenas de miles de personas ya están muriendo en olas de calor empeoradas por el calentamiento global, mientras que los flujos de refugiados que han desestabilizado la política en todo el mundo se han movido en parte debido al cambio climático.
Por supuesto, como con casi todos los demás problemas sociales, la gente pobre será golpeada primero y más duramente.
Los científicos han publicado fuertes evidencias de que el clima cálido está haciendo que las olas de calor sean más frecuentes e intensas. También está causando tormentas de lluvia más pesadas , y las inundaciones costeras están empeorando a medida que los océanos aumentan debido a las emisiones humanas.
El calentamiento global ha intensificado las sequías en regiones como el Medio Oriente y puede haber fortalecido una reciente sequía en California.
¿Cuáles son los efectos del cambio climático en Colombia?
En marzo de 2018, la NASA publicó un video en el que muestra cómo toneladas de polvo viajan desde el desierto del Sahara hasta el Amazonas, un recorrido impulsado por vientos que pueden alcanzar la velocidad de cinco mil kilómetros por hora a través del océano Atlántico y que llevan fósforo a la selva suramericana, donde las plantas necesitan de este nutriente para sobrevivir.
Entre tanto, en la selva ocurre la evapotranspiración, un fenómeno en el cual el agua vuelve a la atmósfera por su evaporación desde el suelo y por la transpiración de las plantas. En forma de vapor, es llevada por el viento desde el Amazonas hacia otras regiones que necesitan de esta humedad para evitar la sequía y mantener vivos sus ecosistemas. En Colombia, viaja hacia la cordillera de Los Andes, donde retorna al suelo en forma de lluvia y llena los embalses que surten a las grandes ciudades.
Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, FCDS, hace sobrevuelos cada cuarenta días en la región amazónica y confirma la información arrojada por el estudio de Nobre y Lovejoy. “Esto está cerca de llegar a un punto de inflexión en el que va a haber una región deforestada, seca, sin vegetación, desde la que ya no va a subir tanta agua como antes a Los Andes y va a empezar a verse una crisis significativa”, dice, refiriéndose al nivel de industrialización y urbanización de la región central del país, que depende de un buen suministro de este recurso y de energía, cuya producción también está ligada mayoritariamente al agua.
Botero asegura que actualmente hay todo tipo de actores apropiándose de las tierras de la Amazonía y la Orinoquía de manera ilícita, comprándolas en un mercado informal, para quemar el bosque y usar el terreno deforestado en actividades económicas como la ganadería y la siembra extensiva de cultivos legales e ilegales. El ambientalista también explica que esta región es una de las de mayor biodiversidad en el mundo, de la cual depende la riqueza en varios sentidos. “Cuando hablamos de erosión genética (pérdida de diversidad genética) estamos hablando de pobreza. Entre menos especies tengas, menos biodiversidad y esto puede colapsar. Esos ecosistemas funcionan gracias a su complejidad”, afirma.
La deforestación parece ser una de las causantes de la aceleración del incremento de la temperatura de la Tierra, el fenómeno característico del cambio climático. La ciencia concuerda en su mayoría en que dicho aceleramiento es consecuencia del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, GEI, producido también por actividades realizadas por la humanidad como la quema de combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas-.
¿Se puede solucionar?
Sí, pero el cambio está sucediendo muy lentamente. La sociedad ha postergado la acción durante tanto tiempo que los riesgos ahora son graves, dicen los científicos.
Aunque, mientras haya combustibles fósiles no quemados en el suelo, no es demasiado tarde para actuar.
“El calentamiento disminuirá a un ritmo potencialmente manejable solo cuando las emisiones humanas se reduzcan a cero. La buena noticia es que ahora se trabajando en ello como resultado de programas como estándares de economía de combustible para automóviles, códigos de construcción más estrictos y límites de emisiones para plantas de energía”, mencionan.
Tanto las empresas como la sociedad, están buscando alternativas más sostenibles que les ayuden a reducir y mejorar su huella ambiental y su relación con el entorno.
Algunas de estas iniciativas es el uso de fuentes de energías renovables; la prohibición del plástico; la utilización de medios de transporte sostenible; la preferencia por marcas sostenibles y socialmente responsables, entre otras.
¿Qué puedo hacer?
Los expertos dicen que el problema solo puede resolverse mediante una acción colectiva a gran escala, resaltando que estados y naciones enteros tienen que decidir limpiar sus sistemas de energía, usando cada herramienta disponible y moviéndose tan rápido como puedan.
Entonces, lo más importante que puede hacer es ejercer sus derechos como ciudadano, expresarse y exigir un cambio.
De manera personal, puede comenzar por tomar medidas directas para reducir su huella ambiental, como percatarse que todo en su hogar funcione de manera adecuada y no desperdicie recursos como el agua o la energía.
Acciones cotidianas para mitigar el cambio climático
Para María Eugenia Rinaudo, experta del Instituto Humboldt, es indispensable proponer formas de gestionar la biodiversidad y explica que, al ver las estadísticas globales de tendencia de gases de efecto invernadero, estas están relacionadas con la producción de bienes y servicios. “Hay que cambiar esa conciencia energética y eso no lo va a poder hacer un solo ciudadano, sino que es un tema político. Lo que sí puede hacer la gente es desarrollar hábitos hacia otras cosas. Por ejemplo, consumir más local, tratar de ser más eficientes en ese aspecto. Creo que la gente poco a poco va a cambiar ese chip”.
Si bien intervenir directamente en las políticas ambientales es algo que los ciudadanos no pueden hacer siempre desde sus vidas cotidianas, hay una serie de acciones que cooperan a cambiar el chip que menciona la experta del Humboldt hacia una vida más consciente del rol de los seres humanos en el cambio climático, principalmente desde el consumo local de bienes y servicios. Estas son algunas recomendaciones:
Movilidad: usar el transporte público y los paraderos, vehículos compartidos e incrementar el uso de la bicicleta.
En el campo: cuidar árboles, aún en épocas de sequía, cocinar con estufas de leña eficientes y recolectar agua.
En la oficina: reducir las impresiones, apagar los equipos electrónicos cuando no estén en uso, pasarse a los bombillos ahorradores o LED.
En la casa: recolectar el agua de la ducha mientras la temperatura se regula, aprovechar la luz natural y utilizar bombillos eficientes, usar sanitarios ahorradores de agua.
La realidad es que por más pequeños o insignificantes que crea, estos pequeños cambios tienen un impacto positivo en el entorno. Además puede inspirar a que su empresa y su familia también sean mucho más responsables con el entorno.
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