Puede ser que la presencia de animales en las vías urbanas y en las carreteras pase inadvertida para muchos conductores. No es así con los siniestros viales producidos por choques o colisiones con animales en Colombia. Atropellar a un animal con un vehículo constituye en sí un siniestro vial. Sin embargo, cuando este tiene consecuencias para las personas, se hace más visible.
Esta semana que termina tuve la oportunidad de conversar con la ingeniera civil Yerly Mozo, activista en el tema de siniestralidad vial con animales víctimas fatales o lesionadas. Ella estableció, con estadísticas de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, que en la última década se han producido más de 280 fatalidades en personas a causa de los siniestros viales por atropellamiento o colisión con animales.
Esta cifra, nada despreciable, indica que son un poco más de dos fatalidades humanas mensuales producidas por choques con animales las que suceden en Colombia. Estas se dan mayormente en carreteras.
El país tiene pendiente la recopilación de estadísticas de lo que sucede a nivel urbano con el atropellamiento de los animales de compañía (mal llamados mascotas). Los animales de compañía viven en el tráfico urbano cuando salen de casa y también lo sufren cuando son atropellados.
Igual sufren las familias con quienes pasan la mayor parte de sus vidas.
Es un contrasentido que en términos de seguridad vial se busque proteger la vida excluyendo reinos o especies, en lugar de protegerlas en su totalidad.
Traje a colación, en la conversación con Yerly, el caso de Mary Ellen, la primera niña maltratada que fue rescatada en el mundo.
Su rescate fue posible en la ciudad de Nueva York en la década de los años 1.870, gracias a la intervención de la trabajadora social Etta Wheeler y de un juez de la ciudad.
Como en ese tiempo los niños eran propiedad privada de los padres y como tal eran tratados por el estado, fue casi imposible rescatarla de las manos de su madrastra, quien la golpeaba a diario tanto física como psicológicamente.
Una vecina de la niña alertó a la trabajadora social, quien quiso salvarla de los malos tratos cotidianos de los cuales era objeto. Pero se encontró con una legislación no protegía a los niños.
El juez, compasivo y profundamente humano, recordó que en Nueva York existía la Sociedad Protectora de Animales y declaró mediante un acto judicial, que Mary Ellen por ser una niña humana era también la Reina de los Animales.
De común acuerdo con la Sociedad Protectora de Animales de Nueva York, y con su mediación, logró quitarle la patria potestad de la niña a la madrastra y rescatarla, como si rescatara un animal, cuya reina era Mery Ellen. La niña reina del Reino Animal.
Los cálculos de la ingeniera Yerly Mozo muestran una altísima prevalencia de atropellamientos a animales en Colombia. Estos, como seres sintientes y móviles, también usan las vías y se desplazan por ellas ya sea caminando, carreteando, tirando o jalando.
Esto, sin hablar de los perros guía para personas ciegas o de los animales de compañía que abordan los vehículos de transporte público o privado a diario en ciudades y campos, la mayoría de las veces en compañía de sus dueños.
O de los cientos de miles de animales que son transportados diariamente en vehículos de carga como ganado en pie desde sus sitios de origen en zonas rurales hasta las grandes urbes donde son destinados para el consumo humano.
Los animales salvajes que se desplazan a lo largo de las carreteras o cruzándolas también son víctimas de los vehículos y sus conductores. Inclusive los insectos, cangrejos y animales rastreros también sufren de atropellamientos, aplastamientos o muerte.
Prevenir siniestros viales donde los animales se ven involucrados (y que también involucran a conductores), trae grandes ventajas para automovilistas, transportadores y países.
Hace que la movilidad sea sostenible, aumenta la productividad, evita costos de reparación del vehículo y favorece la protección de las especies. Ahorra tiempo y cuida la vida. Tal vez lo más importante es que un sistema vial que cuida a los animales también cuida a las personas.
Quisiera uno que todos fuéramos como Mary Ellen, es decir, declarados los reyes y reinas del Reino animal. Para protegerlos de las violencias, incluida la violencia vial.
Y de paso, proteger a las personas.
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