Sáb, 12/02/2017 - 05:11

Carta abierta a los politólogos de la Universidad de los Andes

Fotografía tomada de la página institucional de la Universidad de Los Andes

Ayer 76 politólogos egresados de la Universidad de Los Andes publicaron un comunicado en el que se manifiestan sobre las desatinadas intervenciones de la congresista Maria Fernanda Cabal, haciendo énfasis en el descrédito que ese tipo de pronunciamientos le hacen a la profesión teniendo en cuenta que Cabal es politóloga de dicha institución educativa. Nuestro Jefe de Redacción, Andrés Felipe Giraldo, también politólogo egresado de esa Universidad, escribe una carta abierta en respuesta al comunicado que hacemos publica a través de Revista Enfoque.

Stuttgart, Alemania, diciembre 2 de 2017

Apreciados colegas,

Siempre que habla la representante a la Cámara María Fernanda Cabal siento un vértigo interesante, casi que divertido, porque sé que va a salir con algún furcio histórico (su favorito) pero también con algún desatino clasista, racista o elitista, como es de prever de una persona de sus calidades que se ha encontrado con la fama de golpe y sin merecerlo. Pero más allá de ello no me inquieta en lo más mínimo el daño que pudiera estar sufriendo el programa académico del cual ella y nosotros egresamos, y mucho menos creo que por eso corra peligro el prestigio de la Universidad de la que compartimos diploma.

Ayer leí con atención apartes de la carta con la que 76 de ustedes, queridos colegas, quieren reivindicar la imagen del Programa de Ciencia Política de la Universidad de los Andes. De una manera responsable incluyen a la historia del país y a las víctimas de la masacre de las bananeras de la que, ustedes y yo, sabemos que no es un mito porque así lo estudiamos, algunos con detalle y otros como un dato de cultura general. Quizás María Fernanda estaba en el segundo grupo.

Pero en serio, quiero hacer algunos cuestionamientos que inviten a la sana reflexión para analizar en frío si ese comunicado -del que estoy seguro la mayoría de ustedes firmaron con la mejor intención y de buena fe porque sé de las calidades humanas y profesionales de algunos de ustedes con los que compartí aulas-, de verdad es relevante en una discusión trascendente que tenga un impacto real para el país, o es simplemente la estrategia de mercadeo de un programa académico que se está viendo amenazado por las burlas y los ataques de los que ha sido víctima por cuenta de la señora Cabal.

Si tristemente nos referimos a la segunda opción, la prestigiosa Universidad de los Andes tendría que estar lanzando comunicados de sus egresados continuamente en muchos de sus programas académicos por situaciones mucho más graves que por decir estupideces con una frecuencia alarmante. En ese caso estaríamos esperando el comunicado de los ingenieros por los Nule o de los economistas por Andrés Felipe Arias, para poner solo dos ejemplos memorables. Pero no lo hicieron. Y sería ridículo que lo hicieran, porque el prestigio de un programa académico no depende de lo que haga uno de sus egresados que actúa mal, sino del impacto efectivo que ese programa tiene en su conjunto para la realidad conflictiva, la estructura social y el diario vivir de un país y del mundo. Creo que en eso la Ciencia Política de la Universidad de los Andes tiene muchos aciertos y desaciertos. Y es sobre esos aciertos y desaciertos que debemos hacer como politólogos un balance serio y consistente. No reaccionar indignados y con angustia compartida por un hecho específico, risible y coyuntural, porque una persona está afectando “el prestigio” del programa y forjando el “descrédito” de la profesión. Si bien no hacen explícita la preocupación sobre el prestigio del programa, la firma de 76 de ustedes que pertenecen a éste corrobora de manera tácita y obvia esa inquietud.

Fui un estudiante mediocre de ese programa de acuerdo con mi promedio y lo digo sin vergüenza porque creo que mi trayectoria profesional no ha sido para nada vergonzosa. Y de muy buenas fuentes sé que María Fernanda Cabal era en su momento el orgullo de ese programa. Con ese criterio fue promovida para hacer una pasantía en una prestigiosa institución de los Estados Unidos con la bendición del director de esa época. Entonces, si van a endilgar responsabilidades por el desprestigio del programa hagan la tarea completa. Cuéntennos sobre qué fue su tesis, si realmente constituye un aporte importante para la academia para lo que requiere un estudiante de pregrado, quién fue su director de tesis y qué tan brillantes fueron sus calificaciones. Creo que eso es lo que realmente debería avergonzar a un programa académico: graduar a una persona que no tiene las calidades intelectuales ni académicas para ejercer una profesión porque sencillamente no está calificada. A mí me confesó una compañera que era monitora de uno de mis lectores de tesis que el profesor había aprobado mi tesis porque “le dio pesar de que yo llevaba mucho tiempo en la Universidad y necesitaba graduarme”. Dudo que ese profesor realmente haya leído mi tesis porque ni siquiera fue a mi sustentación. Si con ese criterio aprobaron mi tesis, ¿cuál habrá sido el criterio para graduar a María Fernanda Cabal? Ahí está el problema de fondo apreciados colegas, no en que la señora más de veinte años después de haberse graduado esté diciendo sandeces. Con emoción leí un tuit de nuestro profesor Gonzalo de Francisco en donde se excusaba por haber sido profesor de María Fernanda Cabal hace mucho tiempo. Épico. Eso sí es un verdadero acto de reivindicación: Asumir responsabilidades. La Cabal lo desmintió, pero si cree que la masacre de las bananeras fue un mito, para ella Gonzalo de Francisco debe ser el mismísimo Mohán.

Compañeros, quiero hacerles preguntas tan simples como si consideran que el precio del semestre de ese Programa se compadece, primero, con lo que realmente ofrece el programa de ciencia política de la Universidad de los Andes, y segundo, si esa inversión se ve efectivamente reflejada en lo que han logrado como profesionales, no solo a nivel individual, sino como miembros de un gremio profesional. Por ejemplo, muchos de mis colegas que también son los suyos jamás ejercieron la profesión. Algunos por gusto, pero muchos por falta de oportunidades. Y estamos hablando de un momento en el que solo había cuatro o cinco programas de Ciencia Política en todo el país cuando nos graduamos. En este momento hay más de sesenta. Eso quiere decir que la competencia es más fuerte y las oportunidades más escasas. ¿Qué está comprando un estudiante pagando más de 16 millones de pesos semestrales? ¿Un buen producto académico, un entretenimiento caro o la inscripción a una membresía de afortunados y bendecidos que tienen garantizada una red de contactos de alta alcurnia solo por ser egresados de la Universidad de los Andes? ¿No pasa por ahí la discusión más allá de que una de nuestras colegas nos esté haciendo quedar en ridículo por el eco que se le da en las redes sociales? ¿Es realmente eso grave con el resto de situaciones que se deben analizar que son estructurales y que efectivamente podrían ser la debacle para esa carrera? ¿Por qué no reaccionaron con la misma vehemencia e indignación cuando Paloma Valencia, otra de nuestras venerables colegas, propuso dividir el departamento del Cauca en dos, devolviéndonos dos siglos a un marco discriminador, segregacionista e inhumano, y olvidando por completo a las comunidades negras de esa región?

Estimados colegas, creo que están armando la tormenta en el vaso de agua cuando nos rodea el mar picado y las nubes negras. Ojalá esta capacidad de convocatoria que tuvieron para firmar esa carta, que no es nada despreciable, la tengan también para dar discusiones más profundas y serias sobre los asuntos que aquí planteo y muchos más que se quedaron en el tintero.

Aprovecho para mandarles un abrazo fraterno y renovar mis votos de admiración, aprecio y cariño por muchos de ustedes que conozco, y de respeto por los que no he conocido.

Me suscribo atento a sus comentarios, críticas y reacciones, ojalá en el marco del respeto y sano debate que debe motivar cualquier tarea que tenga el empeño de mejorar una realidad que es susceptible de mejorar.

Atentamente,

 

ANDRÉS FELIPE GIRALDO LÓPEZ

Politólogo especializado en Periodismo de la Universidad de Los Andes

There are 2 Comments

Tengo dudas si las universidades acreditadas con alta calidad lo son?, muy recurrente personas que se suponen bien preparadas y egresadas de estos centros universitarios muestran un altísimo nivel de estupidez haciendo afirmaciones carentes de lógica y análisis de contexto., es para reflexionar que está pasando con la calidad de las universidades?

soy politologo de esa universidad, egresado 2012 y a la fecha no he tenido un solo empleo, solo hago labores relacionadas al negocio de la familia y ya, tengos unos 13 colegas de la misma U que pasamos por la misma situacion, es preocupante que esta carrera no genere ni un solo peso

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