Dom, 05/10/2020 - 13:11
Imagen de Alexandra Koch en Pixabay.

Día de la madre: saludos virtuales, saludos reales

La celebración del día de las madres en tiempos de pandemia nos obliga a tener cuidados especiales con ellas. Evitar las visitas, usar medios de comunicación que van desde el teléfono hasta los videochats, tratarlas bien, recordarlas con cariño y con amor. Buscar su bienestar siempre. Lo que va de un saludo virtual a un saludo real, que en esencia son lo mismo.

Un día de la madre en cuarentena por la pandemia del COVID-19 es un día sin transporte, sin viajes y con muchos cuidados para las mamás, de innovación en la celebración para todas.

Aunque no es posible generalizar, pues hay mamás muy ricas en cariño y comprensión por parte de sus familias y otras muy pobres en economía y buen trato por parte de quienes las acompañan, se pueden hacer unos supuestos generales frente a la celebración.

En primer lugar, y antes de comenzar con las dos o tres ideas, tengan un feliz día todas las madres lectoras de la columna, extensivo a aquellas que aún no la leen o no la conocen. Que celebren con mucho amor por parte de sus familias y en especial con calidad de vida este domingo y siempre.

Uno puede celebrar con bombos y platillos o con acciones sencillas, de cariño y de corazón. Se recomienda, si se está lejos de mamá, no visitarla hoy, no arriesgar su salud con visitas externas. Mejor una llamada sincera, un video chat o un mensaje lleno de amor que el desplazamiento a verla, tocarla y sentirla. Ya llegará el momento de volver a abrazar y a dar cariño presencial, aunque los saludos virtuales también son saludos reales y, por supuesto, también son presenciales.

Igualmente es recomendable el buen trato. No violentar, no maltratar, no herir, no hacer llorar, no golpear, no gritar, no hacer sentir mal a la mamá ni hoy ni en otras ocasiones. Muchas veces para hacerlo no es necesario el transporte ni desplazarse a donde ella está. Se puede herir con la indiferencia, con una palabra por teléfono, con un desplante o descalificándola a ella o a lo que hace.

Protegerlas de las violencias ejercidas por otros también es importante. Las mamás, por el hecho de ser mujeres, están más expuestas a las violencias que ejercen los hombres, ya sean estas calladas o manifiestas. Violencias físicas, sexuales, psicológicas, económicas o laborales.

Lo siguiente, es sacarlas de su trabajo cotidiano para que descansen de esas actividades que diariamente acumulan estrés o cansancio físico. La pandemia y la convivencia permanente en casa ha hecho que algunas familias tomen conciencia de lo difíciles y desgastantes que son los roles del hogar, los cuales van desde atender a los hijos y al esposo cuando hay convivencia de pareja, hasta el lavado de la loza, la ropa y el aseo de la casa, por mencionar algunos.

Uso ahora el mejor símil que encuentro, el más respetuoso y amable a mi modo de ver, de acuerdo con mis creencias. Para quienes tienen a su mamá en el cielo, en situación difícil por la ausencia, es importante sacar un tiempo psicológico hoy. Media hora, veinte minutos o quince, una hora u hora y media, dedicados a su recuerdo. Ya sea solos o si se puede compartir con otros familiares de forma presencial o virtual (al tiempo) el álbum de fotos, los momentos agradables o de aprendizaje, las anécdotas, los objetos. Recordar con alegría más que con nostalgia ayuda mucho a rendir un homenaje a la mamá fallecida aunque no ausente, sino presente en los genes y en la cotidianidad.

Para aquellos quienes por diferentes circunstancias no conocieron a su mamá o tienen lejanos recuerdos de ella, lo mejor es encender una luz por su bienestar esté donde esté. Ella fue amorosa al procrear y en permitir el nacimiento de la vida y sería ignorante echar culpas o juzgar. La existencia ya está dada en cada uno y ese acto de amor es lo más valioso que hay para cada persona.

Madres en las cárceles, hospitales, madres en cama por enfermedad, en situación de secuestro, en entornos de guerra o difíciles, con dificultades económicas o psicológicas tienen también nuestra solidaridad y, en mi caso, mis oraciones por su bienestar.

Una muestra de cariño, de amor y de bondad, e buen trato con las mamás vale más que 10.000 kilómetros recorridos en tiempos de pandemia y siempre. Los hijos, los esposos, los parientes, los amigos nos debemos a ellas a su amor permanente y a su siempre bien intencionada manera de ser.

Abrazos para todas.

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