Mié, 03/02/2022 - 10:19

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Prudencia mundial frente al violento Putin. Países e instituciones ajenas a su crueldad o que no pueden enfrentarse a la guerra declarada por este ciudadano, están apelando a la exclusión y el desplante como medios de presión.

La FIFA y la UEFA han dejado por fuera a Rusia en todas sus competencias, con el Mundial de Fútbol a la cabeza. UEFA se priva de unos 40 millones de dólares que recibiría del ruso Gazprom, a manera de patrocinios. El COI ha retirado la Orden Olímpica que había otorgado al gobernante, algo parecido ha hecho la Federación Internacional de Judo, al suspenderlo como su presidente honorario.

La Corte Penal Internacional abrirá investigación sobre supuestos crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Ucrania. Canadá enviará a Ucrania sistemas antitanque y munición, ha prohibido a su gente realizar transacciones con el Banco de Rusia y estudia eliminar sus compras de petróleo ruso. Turquía cerrará el estrecho del Bósforo a todas las naves militares, con prioridad a las rusas. Más y más países están cerrado el paso a buques que tengan que ver con Rusia.

La Comisión Europea ha solicitado a Google y a YouTube que suspendan las cuentas de los medios de comunicación manipulados por este personaje, con base en las sanciones impuestas por la UE. Naciones europeas han congelado activos del Banco Central Ruso. Apple para la venta de sus productos en Rusia. Universidades europeas expulsan a estudiantes rusos.

Durante una conferencia sobre desarme y en una exposición sobre derechos humanos ante la ONU, diplomáticos de diversos países dejaron hablando solo al ministro ruso de RR.EE. Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, la Unión Europea y sus aliados han sancionado financieramente a Putin y sus amigotes multimillonarios. Bancos rusos se quedarán sin acceso al sistema de transacciones financieras SWIFT.

Aumenta el apretón al cerco al dictador, gracias a la solidaridad internacional. Otra alternativa de respuesta ante la criminalidad. Lástima que paguen los platos rotos millones de rusos ajenos a la situación, más bien otras víctimas de Putin. Peor sería una respuesta armamentista.

Llama la atención el práctico silencio de nuestros países de centro y sur América, como si nosotros no tuviéramos nada que ver ante la matanza y destrucción, ni fuéramos víctimas de violencias propiciadas desde otros países.

Este precedente puede servir a naciones como Colombia que ha permanecido sola y maniatada ante la agresión que desde hace unos 60 años vivimos de parte del castrismo cubano, luego del chavismo y ahora del dictador nicaragüense Ortega. Recordemos que todo comenzó con los secuestros y las guerrillas financiadas por el mandamás Fidel Castro, en los años sesenta. En 1961 se produjo la primera ruptura con el castrista, durante el Gobierno Lleras Camargo, que luego reanudaría López Michelsen. Dos décadas luego, el gobierno Turbay volvió a romper con la cúpula isleña y fue el Gobierno Gaviria quien recompuso los vínculos, en 1993.

Desde entonces, Cuba sirve de refugio a cuanto “guerrillo” huye del país y no pasa nada. Los castristas orientaron e influyen aún en el “proceso de paz” santista, a pesar de su reconocido patrocinio a las guerrillas. Siguen burlándose de los colombianos y se niegan a entregar a dirigentes del ELN, que desde La Habana comandan sus acciones violentas y paros armados. Y Colombia sigue maniatada.

Con la Venezuela del Siglo 21, la chavista, algo similar. Los de la “segunda Marquetalia” son consentidos del régimen. Los del otro grupo, el ELN, actúan a sus anchas en la frontera, con sus campamentos al otro lado. Y Colombia también maniatada. Palmaditas de felicitación al presidente Duque, desde gobiernos y organismos internacionales, por su “humanitarismo”.

Otro dictador, Daniel Ortega, encarcela a cuanto rival se le ocurre y continúa triunfante. Tilda a Colombia de “narcoestado”. Y tampoco pasa nada.

Está vista la insolidaridad con Colombia, desde Europa y desde las naciones del continente, que miran hacia otro lado, mientras el país sigue tambaleándose. Caen Bolivia y Chile en la órbita castrista. Perú tiene a un gobierno simpatizante. ¿Brasil hacia dónde irá, una vez termine el periodo Bolsonaro?

Ojalá en nuestro caso operen respuestas como las que Occidente está dando ante la agresión de Putin contra Ucrania. Por ejemplo, ¿qué está haciendo la CPI? Mientras tanto los castristas siguen avanzando en su proyecto de arrodillar a Suramérica. No es fácil que la democracia subsistente en nuestra región se aliente a aislar los factores que nos van ganando. No solo Ucrania está en peligro. Colombia y las democracias vecinas también, y se agota el tiempo.

 

 

 

 

 

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