Cada vez estoy más convencido de las similitudes del transporte con el té. Además de que Transporte se escribe con Te, la bebida preparada con las hojas y brotes de la Camellia sinensis (planta de té), tiene su propia ceremonia ancestral en oriente para su preparación y consumo.
El transporte también tiene su ceremonia o ritual, desde prever los puntos de origen y destino del viaje hasta prepararlo, programarlo y realizarlo. Decidir la ruta, el medio de transporte, la hora, el tiempo destinado para el viaje de acuerdo con los flujos del tráfico previstos, preparar el medio de pago, usar herramientas digitales con información confiable (si hay acceso a ellas), y finalizar con una experiencia de viaje que se supone será placentera, son parte del ritual.
Quienes lo facilitan, también hacen su propio ritual de aprestamiento. En el caso del transporte público, se refiere a preparar los vehículos, las rutas, los horarios, los controles internos, los conductores u operadores y toda la infraestructura para que el servicio sea lo mejor posible. Para el transporte particular o privado es preparar el vehículo, el kit de emergencia, revisar el estado de los cinturones de seguridad y hacer los chequeos de rigor tanto al medio de transporte como a la documentación del conductor y del vehículo.
Sobre este, la preparación de las hojas y brotes del té también requiere de un vehículo. Puede ser el agua pura u otros como la leche. Y puede agregársele azúcar o no. Al igual que en el transporte, el usuario elige cuál es el modo más saludable y sostenible que usa.
Con la hora del té, los británicos hicieron famoso mundialmente el valor de la puntualidad. En el transporte público es un valor codiciado, requerido y que definitivamente mejora la experiencia del usuario frente al servicio que recibe. La puntualidad con hora inglesa es lo deseable y se puede lograr más fácilmente en servicios como trenes y metros que con servicios de buses.
Por otra parte, el té se puede tomar caliente o helado de acuerdo con el gusto de la persona, el clima, la hora y de si viene con acompañantes o no. Quien lo consume puede elegir entre diferentes variedades y formas de preparación. Aunque en el transporte público el usuario pocas veces puede elegir el medio de transporte, sí puede tomar decisiones frente a horarios y rutas ofrecidas para programar y realizar mejor sus viajes.
Por último, vale la pena agregar que lo más importante en el transporte es la experiencia final del usuario frente a los viajes realizados, ya sean en transporte público o privado, en bicicleta, a pie, en motocicleta o en carro.
Esa experiencia depende de factores como la infraestructura, la puntualidad, la comodidad, el tiempo de viaje, el uso de medios de pago, entre otros.
La experiencia de viaje es como tomar una taza de té caliente o un vaso de té frío: uno puede quedar satisfecho o no, por temperatura, oportunidad, calidad, complementos o preparación de la bebida.
Un usuario puede calificar la experiencia de viaje como fantástica e inolvidable, con buenos recuerdos y susceptible de repetirse; o simplemente como horrible y traumática, para ir a los extremos. Depende de sus propias necesidades, percepción y del servicio recibido.
Feliz comienzo de 2020.
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Excelente comparación, muy
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