Cuando alguien menciona el hecho de estar asistiendo a una cita con el psicólogo, de inmediato quienes lo rodean piensan o imaginan que se está volviendo loco. Un estigma que cobra cada vez más víctimas, justamente por falta de atención médica especializada.
La salud mental por definición es un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
Los problemas de salud mental no tienen que ver con la fuerza de voluntad o la pereza. Hay factores biológicos como genes, enfermedades físicas o química cerebral, traumas en la vida y otros factores complejos que intervienen. La ayuda profesional es necesaria, a menos de que se trate de casos muy pero muy moderados de ansiedad o depresión.
Hay una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos con manifestaciones distintas. En general, se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás. Entre ellos se incluyen la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia y otras psicosis como la demencia, las discapacidades intelectuales y los trastornos del desarrollo.
Para el psicólogo y terapeuta David Schweiger (@Catarsisp), “Cualquier persona puede padecer un trastorno de salud mental y eso no los hace distintos a quienes sufren otro tipo de enfermedad, las personas que pasan por situaciones de perturbación mental sufren de una gran incomprensión”.
Actualmente la Organización Mundial de la Salud, trabaja en fomentar el bienestar mental, prevenir los trastornos, proteger los derechos humanos y atender a las personas con estas afecciones.
Los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias psicoactivas constituyen el 10% de la morbimortalidad y el 30% de las enfermedades no mortales.
Cuando hablamos de salud mental, es innegable que debemos analizar nuestra cotidianidad. Los fallecimientos, el divorcio, la pérdida del empleo, las relaciones disfuncionales, las redes sociales y las enfermedades crónicas son algunas de las muchas situaciones que pueden traer mucho estrés y ansiedad a su vida. Esos factores estresantes cotidianos, aquellos que usted piensa que puede manejar, pueden abrumarlo hasta trastornarle la vida y afectar su salud física y mental.
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El trabajo
Hoy se trabajan más horas, hay menos personal para realizar las mismas tareas, los jefes son más exigentes e impera la discordia entre compañeros de trabajo.
La familia
Es agotante mantener el matrimonio a flote, llegar a fin de mes, lidiar con los gastos de la casa, criar a los hijos y cuidar de padres ancianos, a la vez que se enfrenta la dificultad de desarrollar dos carreras a la vez.
La salud física
Los dolores de cabeza, los malestares provocados por el estrés, la recuperación después de una enfermedad que haya puesto en peligro su vida y aprender a vivir con una enfermedad crónica, también pueden causar estrés.
Las investigaciones en psicología revelan que la mente y el cuerpo están íntimamente vinculados. Si su salud mental se deteriora, su salud física puede empeorar también. Y si su salud física se afecta, puede sentirse mentalmente “deprimido.” Una actitud positiva puede ayudarlo a mantenerse saludable.
La resiliencia es la capacidad de los seres humanos a adaptarnos de manera positiva ante las dificultades. Según los especialistas, al desarrollar una mayor resiliencia, su vida diaria mejorará también. Esto le ayudará a adaptarse al estrés y a salir adelante en los momentos más difíciles de la vida.
Sin embargo, esta adaptabilidad, no es algo que nos viene de nacimiento, sino que se desarrolla con el tiempo.
Las personas con resiliencia disfrutan de un sólido bienestar emocional, gozan de relaciones sanas y tienen una actitud optimista. Es bien sabido que el optimismo y las buenas relaciones mejoran la salud y aumentan la longevidad.
Preste atención a lo que le diga su cuerpo sobre el estado de su mente. Por ejemplo, si sufre de dolores de cabeza por tensión, es posible que el cuerpo le esté alertando que necesita ayuda para lidiar con lo que ocurre en su mente.
El psicólogo puede ayudarle a lidiar con los retos y el estrés que enfrenta cada día trabajando con usted en la búsqueda de estrategias que le ayuden a desarrollar una mayor resiliencia.
Hablar con un psicólogo puede ayudarle a controlar pensamientos y sentimientos difíciles que pueden afectar su funcionamiento diario.
Aceptar la ayuda de un especialista no hace que usted sea débil o esté cerca a la locura, por el contrario, indican que usted es responsable de su salud.
Recuerde que usted es importante y merece atención de calidad.
El bienestar físico, mental y emocional debe estar en su agenda, seguramente se sentirá mejor, rendirá más y podrá acercarse a su felicidad.
En Colombia la salud mental cuenta con legislación vigente, tal es el caso de la Ley 1616 de 2013 y la Resolución 4886 de 2018.
El objeto de la ley es garantizar el ejercicio pleno del Derecho a la Salud Mental a la población colombiana, priorizando a los niños, las niñas y adolescentes, mediante la promoción de la salud y la prevención del trastorno mental, la Atención Integral e Integrada en Salud Mental en el ámbito del Sistema General de Seguridad Social en Salud, con fundamento en el enfoque promocional de Calidad de vida y la estrategia y principios de la Atención Primaria en Salud.
Por su parte, la Resolución busca darle aplicabilidad a la Ley antes de 2021.
El amplio espectro que presentan las normas es favorable para la población, sin embargo el empleo de éstas no es una realidad dentro del sistema general de salud.
El Senador de la República y médico Juan Luis Castro, ha puesto sobre la mesa la discusión sobre Salud Mental en Colombia, “Colombia es un país con mucha violencia, desde la guerra de los mil días, pasando por el asesinato de Rojas Pinilla, la toma del palacio de justicia, el narcotráfico, las Farc, etc. Son muchas confrontaciones en las que el país se acostumbró a la violencia, entonces hay mucho trauma, mucha historia de dolor y eso hace que indefectiblemente los problemas de salud mental estén a flor de piel… se estima que más del 50% de los colombianos estén afectados por esa condición”, indicó.
Para Castro, la implementación presenta muchas fallas ya que existe una desarticulación de las entidades responsables (Ministerio de Salud, Superintendencia Nacional de Salud, Ministerio de Educación Nacional, Ministerio de Trabajo, Entidades territoriales de salud, EPS, IPS, Administradores de Riesgos Laborales).
El legislador asegura que, “existe vulnerabilidad y además un sistema de salud donde el cubrimiento de en salud mental es paupérrimo”.
En la Resolución que instauró el ministro actual Juan Pablo Uribe, se trata de dar cubrimiento a ciertas patologías, pero en lo que tiene que ver con la promoción y prevención en salud que es realmente donde se puede y se debe generar impacto no se ha hecho.
“Hay que generar mucho conocimiento entender que tener una enfermedad mental no es estar loco, o es estar fuera de lo normal, una depresión es como una gripa que le puede dar a cualquier persona, lo mismo la ansiedad, lo importante es generar conocimiento en la población para que la gente busque ayuda”.
Juan Luis Castro.
La salud mental es un terreno conflictivo en el que distintos actores dan forma a los significados otorgados a la enfermedad, el trastorno y el tratamiento. Frente a discursos de la psiquiatría que privilegian el individuo y los tratamientos farmacológicos, algunos pueblos indígenas expresan que el bienestar físico y mental hunde raíces en su propia cultura. Para proponer soluciones al sufrimiento psíquico, los médicos y las comunidades indígenas reivindican sus saberes y proponen diálogos interculturales en torno a las políticas de salud pública.
Los grandes conflictos de la naturaleza humana son idénticos en todas las sociedades pero hay características segmentadas que corresponden a cada país o región. Por eso es importante que se sienta el alma de la cultura.
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