En una marea de lágrimas, los pies recorren las sendas enrevesadas
Pedazos de almas, flagelo de la memoria
Colombia cadavérica con traje de olvido
La que posee el perfume del estallido
Ese aroma que se quedó en la memoria
Como un maldito recuerdo adherido.
Erguir la justicia que enajena la balanza de la razón
Como aguas turbias esta injusticia se dirige hacia la locura;
persiguiéndonos como perros
La indiferencia ante los dolores ajenos,
deforma las facciones
y aquel monstro amable, se acerca.
Trae consigo la piel del miedo
Colombia se desangra. La hemorragia nos está matando
Y, la nostalgia que trae consigo la muerte se matiza de tristezas
Tristezas y nervios agitados de las masas, reconociendo la humanidad
Las facciones deformadas de quien maldito levanta su mano contra un pueblo
fácil es robar el soplo de la vida, pero los recuerdos de la patria no huirán
Mariposas amarillas se nos escapan de las manos
Y ahora, golpeados dentro de una caverna de barbaries
Mientras la ciudad arroja el caos y el odio en los corazones
Los cubre de los peores olvidos
besamos nuestra nación y después morimos
aquella lucha y la vida van caminando hacia la muerte
ya huyó el futuro que mediante visiones dantescas
de gente que pulula en las calles de una nación completamente rota,
pueblo indiferente de crónicas de destrucción.
En el cielo, una lluvia que agoniza
encima de los que luchan por romper el silencio,
en tardes densas
Cantando canticos que dulcemente acarician el alma herida por nubes de angustias
Duelen las tripas por una herida infringida hace muchos años
Heridas de guerras impuestas,
de herencias violentas.
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