En materia de seguridad vial, todo lleva a indicar que esta segunda década de acción por la seguridad vial 2021-2030 será de tan solo seis años en Colombia.
La década es una propuesta a nivel mundial por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su articulador brazo en materia de salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Colombia, se tiene un precedente: desde 2010, la seguridad vial es una política de Estado en el país. Con cada nuevo Plan Nacional de Desarrollo el compromiso se reafirma desde los programas y los proyectos, así como desde los recursos destinados al tema.
Este decenio 2021-2030 tiene como meta reducir en 50% las muertes en accidentes de tránsito o siniestros viales en los países del mundo. Se planteó esa tarea en vista del fracaso del primer decenio 2011-2020 que no logró sus metas.
La tarea no es nada fácil. En las infraestructuras de tráfico en Colombia y en gran parte de los países de Latinoamérica es altamente compleja la gestión de la seguridad vial. Fueron construidas para privilegiar el tránsito de vehículos a motor sin tener en cuenta otros modos de transporte como el peatonal, la bicicleta y el férreo, por ejemplo, y las interacciones que se dan entre estos.
En Colombia tenemos una legislación en materia de tránsito que es obsoleta (el Código Nacional de Tránsito es de principios de siglo), y aunque hay leyes nuevas que impulsan la seguridad vial, el gobierno nacional y los departamentos y municipios aún no se apropian de su ejecución, con algunas contadas excepciones. Tampoco hay quien abogue por ellas a nivel estatal. Si se implementan, bien y si no, también.
La Contraloría General de la Nación, anteriormente muy bien apropiada de los temas de seguridad vial y de transporte, últimamente guarda silencio. La Procuraduría General de la Nación no se apersona del tema. Ni qué decir de los Concejos municipales, las Asambleas departamentales y el Congreso de la República. El control político al tema es nulo.
El Presidente Petro no incluyó la seguridad vial dentro de su programa de Gobierno. Un tema que cada año cobra más de siete mil vidas de acuerdo con registros de 2021, y deja cientos de miles de personas lesionadas, no fue tenido en cuenta por el candidato.
Ya como Presidente, no se conoce pronunciamiento de Gustavo Petro en materia de seguridad vial. Su decisión fue nombrar a un Ministro de Transporte, Guillermo Reyes, tal vez bien intencionado pero que no conoce en profundidad los tópicos relacionados con su cartera, tiene una hoja de vida importante como jurista y unas acusaciones por plagio que fueron desestimadas para su nombramiento.
Situación similar sucede con el nuevo director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Juan Carlos Beltrán Bedoya, quien tiene un perfil jurídico y cero conocimientos en temas de seguridad vial y transporte. Al menos eso dice su hoja de vida oficial disponible en el portal de Internet la ANSV, que además da cuenta de 41 años de experiencia laboral cuando la edad que reporta del director es de 47 años; es decir, comenzó su vida laboral a los 6 años de edad.
Con este panorama, el cuatrienio que proclama a Colombia como una potencia mundial de la vida será perdido para la seguridad vial de los habitantes del país. Esta, de 2021 a 2030, será una década de seis años para Colombia. No tendremos políticas públicas ni acciones innovadoras, claras, contundentes y planificadas por la seguridad vial.
El Plan Mundial para el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial, de acuerdo con la OMS, "rechaza seguir funcionando como de costumbre y pide a los gobiernos y las partes interesadas que sigan un nuevo camino, un camino que conceda prioridad a
un enfoque integrado de sistemas de seguridad y lo ponga en práctica y que sitúe directamente la seguridad vial como un impulsor decisivo del desarrollo sostenible".
Estas palabras de la OMS le resbalan al gobierno del presidente Petro que al final de su mandato, para infortunio de todos, tendrá una mancha indeleble: la de las más de siete mil muertes anuales en siniestros viales, todas prevenibles, por las que no movió un dedo para evitarlas.
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